LECCIONES DEL CONGRESO FUTURO

La ausencia de orientaciones puede convertir este regalo tecnológico en algo incontrolable, generando desafíos que podríamos no estar preparados para abordar en el tiempo necesario…

Por Miguel Sanhueza

Académico Departamento de Electricidad
Facultad de Ingeniería
Universidad Tecnológica Metropolitana
(UTEM)

El Congreso Futuro recientemente celebrado, ha sido un encuentro enriquecedor que nos permite reflexionar sobre las implicaciones y oportunidades que la Inteligencia Artificial ofrece a nuestra sociedad.

Este evento, respaldado por las más altas autoridades nacionales, ha recordado que la actual revolución industrial conlleva tanto promesas como desafíos que demandan nuestra atención y resiliencia.

Desde la perspectiva de la revolución evolutiva hasta el análisis genético, se nos ha proporcionado una visión integral de las tecnologías emergentes.

Este enfoque insta a reflexionar sobre la ética y el cuidado a tener con el impacto de estas tecnologías en nuestra sociedad, de ahí la importancia de tomar precauciones para maximizar los beneficios de esta nueva era.

El abordaje de cuestiones fundamentales como la sustentabilidad, destacando la importancia de cuidar nuestros recursos, especialmente el agua, fueron temáticas relevantes en estos días. Además, se exploraron soluciones para reducir las brechas sociales, promoviendo el respeto por los neuro derechos y fomentando la equidad a través de soluciones tecnológicas que permitan contribuir activamente a un futuro más justo y sostenible.

Sin duda alguna, actividades como ésta revitalizan el interés por la ciencia, más allá de la mera fascinación por la tecnología.

A pesar de las oportunidades presentadas, se plantea una alerta crucial: la necesidad de reglas claras.

La ausencia de orientaciones puede convertir este regalo tecnológico en algo incontrolable, generando desafíos que podríamos no estar preparados para abordar en el tiempo necesario. Establecer normas que guíen de manera propositiva las ideas emergentes se convierte en nuestro desafío más significativo.

Ahora la responsabilidad recae en nosotros, para canalizar estas oportunidades de manera ética y sostenible; y para asegurar que esta revolución industrial sea un catalizador para el progreso social, sin descuidar la necesidad imperante de reglas claras que orienten nuestro camino hacia el futuro.