ALEJANDRO GIL VACUNADO VIP: EL OBSCENO ALARDE DE PODER Y PRIVILEGIOS DE LAS ÉLITES

“Este país es mío”, “esta tierra es mía”, “esta playa es mía”, “esta vacuna es mía”… “¿y qué tanto?”…

 Por César Alonso SAAVEDRA

(Santiago de Chile, 09 de Julio – 2021)
 
Alejandro Gil

Cada cierto tiempo el ciudadano común y corriente escucha aquél ancestral grito del encomendero colonial, “aquí el que manda soy yo”, junto al chasquido del látigo del capataz o el golpe del rebenque descargado por el patrón de fundo sobre su ya precarizada dignidad y autoestima.

“Este país es mío”, “esta tierra es mía”, “esta playa es mía”, “esta vacuna es mía”… “¿y qué tanto?”…

Se trata de aquél obsceno e indisimulado alarde de poder y privilegios de las élites en un país en el que lo fundamental pareciera ser la posición económica, el origen social o el cargo que se detenta, más que el respeto a las personas.

El último evento de este tipo lo protagonizó Alejandro Gil, presidente del directorio de la Clínica Las Condes, quien obligó a las enfermeras a que lo inocularan con una tercera dosis de vacuna contra el Covid-19. El “mandamás” del centro médico ya había completado su esquema de dos dosis de Sinovac, y saltándose todo protocolo obligó al personal a que le proporcionaran una dosis de la vacuna Pfizer.

Una de las enfermeras contó que «nos encontrábamos en este proceso cuando se dirige Alejandro Gil Gómez hablando por teléfono, toma asiento en el box, pasando por alto la espera de pacientes ingresados previamente. No realiza ingreso con staff administrativo y lo acompaña la enfermera jefa, Andrea Gaete, la cual nos solicitó que debíamos vacunar al paciente con vacuna Pfizer, ya que se realizó un examen de anticuerpos el cual su resultado fue no reactivo».

El episodio terminó con la renuncia de la jefa de servicios ambulatorios, Leticia Ortiz, quien llevaba 15 años trabajando en la clínica, además del sumario sanitario de la Seremi de Salud.

Pero los coletazos de la actuación prepotente de Alejandro Gil no terminaron ahí. La presidenta de la Asociación Médica de la Clínica Las Condes, Viviana Herskovic, presentó su renuncia con carácter de indeclinable. «Parece que los límites éticos no son suficientes y el miedo ha hecho que la línea de lo tolerable se desplace con los días», señaló la profesional, quien además denunció un clima hostil al interior del recinto.

Según ha estudiado Luis Nitrihual Valdebenito, de Le Monde Diplomatique, “la élite chilena es realmente pequeña, si pudiera graficarse se vería como un árbol genealógico que se reduce a un grupo de familias que ostentan buena parte de los cargos de poder. La movilidad social existe, pero sólo hasta un techo. Como un linaje, es posible encontrar que estas familias se reproducen entre ellos”.

“Usted difícilmente será parte de esta familia. Puede irle bien en la vida, pero no tendrá acceso a ese universo cerrado en sí mismo. Las grandes empresas son familiares, los grandes negocios son hechos por las familias de esos mismos millonarios.

Los creadores de estas riquezas heredan a sus hijos estas posibilidades y, por tanto, el talento se reduce a las posibilidades que tienen desde su nacimiento”, sentencia el académico.

Haciendo abuso de su poder, Gil le robó la vacuna a otra u otro chileno, “nacido en igualdad de dignidad y derechos”, según declara, al menos en el papel, la Constitución que pronto será cambiada. De paso, nos dieron una bofetada gratuita a todos los que no pertenecemos a ninguna élite.