Todos los días del mes de mayo se dedicaron a rezar con una intención donde todos los seres humanos estuvimos incluidos, uno o más días, y nuevamente fuimos usuarios afortunados de la tecnología que nos conectó a cada Santuario…
Por Quetzal ZAZIL
Desde Ciudad de México
A más de un año que el mundo entero ha vivido una pandemia que nos puso de rodillas y nos aisló de lo que conocíamos como “nuestro mundo”, nuestra familia, nuestro trabajo, nuestros viajes, nuestros planes, nuestras expectativas, nuestra vida normal, cotidiana, la que habíamos construido a través de los años y que de pronto se puso en pausa para que miráramos asombrados y asustados lo que había provocado un virus invisible que nadie ha visto ni sabe dónde está… Pero que nos cambió la vida y de golpe modificó —a veces con dolor— todo eso que conformaba nuestro mundo.
Todos, de alguna manera hemos tomado acciones en la medida de nuestras posibilidades para contribuir a mejorar las cosas, a alentar a las personas que han perdido la brújula, la esperanza y la certeza que detrás de cada mal se encuentran muchos bienes y que todo se pasa y esto también pasará.
El Papa Francisco tomó la acción que como Pontífice de la Iglesia Católica le corresponde y, convocó a los católicos a rezar el rosario para invocar a la Santísima VIrgen Maria, Madre de Jesús, para todos los creyentes, participando algunos Santuarios Marianos del mundo en el rezo del rosario con el tema: “DE TODA LA IGLESIA SUBÍA INCESANTEMENTE LA ORACIÓN A DIOS”-
Frase elegida del Libro de los Hechos, de los Apóstoles.
MAYO:
UN MES PARA REZAR
Todos los días del mes de mayo se dedicaron a rezar con una intención donde todos los seres humanos estuvimos incluidos, uno o más días, y nuevamente fuimos usuarios afortunados de la tecnología que nos conectó a cada Santuario donde vimos desde una capilla sencilla, humilde, casi vacía, hasta basílicas majestuosas, en donde los dirigentes de la Iglesia y los fieles creyentes elevaron sus oraciones con fervor sobrecogido, y miles de fieles pudimos conectarnos y unirnos al rezo haciendo posible que de toda la Iglesia subiera incesantemente la oración a Dios.
Una pausa que nos hacía falta para serenarnos, unir fuerzas con el mundo exterior, hacer presencia y sensibilizarnos para tener el valor de rezar por otros, de abrir los ojos ante las necesidades de los demás y orar para que termine esta insólita e inesperada pandemia que nos ha cambiado a todos, y en algunos casos para bien, pues el tiempo de aislamiento nos llevó al interior de nosotros mismos y pudimos reflexionar, agradecer lo positivo y activar la compasión y comprensión para los seres lastimados y golpeados con la partida de sus seres queridos.
San Francisco de Asís decía: “Hay en nuestro interior fuerzas hermosas y salvajes”; “La consecuencia de la oración es la vida”; “La plegaria nos trae vida, porque fertiliza la tierra y el corazón”.
Con ese pensamiento, con intenso fervor y esperanzas muchos nos unimos a la oración que fertiliza la tierra y el corazón, que hace renacer la esperanza en la vida que vibra dentro de nosotros y nos ayuda a creer en que esa hermosa fuerza invisible que es la oración, se elevará y dará sus frutos en el mundo.
UNA
EXPERIENCIA
ESPIRITUAL
Fue una experiencia virtual, pero no fue una experiencia más… Fue algo espiritual y de amor en donde conocimos los Santuarios Marianos que fueron elegidos, presenciamos en la actitud de los dirigentes y fieles ese sentimiento interno que se reflejaba en su manera de fijar los ojos en la Virgen de su pueblo, de sus creencias… Los cubrebocas no permitían ver los labios rezando, pero la actitud corporal, la devoción, la mirada, sus manos sosteniendo el rosario, sus dedos pasando las cuentas, sus voces en conjunto hacían cimbrar el alma porque se “sentía” la oración, nos movían a sacar nuestra fuerza espiritual y creer… creer que lo que estábamos haciendo estaba moviendo corazones y nos acercaba al Altísimo Creador del Universo con mediación de María Madre de Dios.
Treinta y un días, treinta y un países, treinta y un Santuarios, treinta y un advocaciones de la Virgen María… disímbolas vestiduras, distintas lenguas y fisonomías de los orantes… hombres, mujeres, niños… todos unidos con un mismo sentido y rezando por todo el mundo.
Los lugares seleccionados fueron: Roma, Inglaterra, Nigeria, Polonia, Nazareth, Corea del Sur, Brasil, Filipinas, Argentina, Irlanda, Bélgica, Argelia, Portugal, India, Bosnia, Australia, Estados Unidos, Francia, Turquía, Cuba, Japón, España, Canadá, Malta, México, Ucrania, Alemania, Líbano y El Vaticano.
ORACIONES
Y PETICIONES
Gran experiencia, la PAZ, la devoción, el silencio, la contemplación, la unión hicieron tangible y real el lema elegido para este maratón y se sintió que de toda la Iglesia subió incesantemente la oración a Dios.
Todos incluidos en las peticiones: por los fallecidos a causa de la pandemia; por los que no pudieron despedirse de sus seres queridos; por los contagiados y los enfermos; por las mujeres embarazadas y los bebés por nacer; por los niños y los adolescentes; por los jóvenes; por las familias; por los profesionales de la comunicación; por los ancianos; por las personas con discapacidad; por los pobres, los que no tienen techo y las personas con dificultad económica; por las personas solas y los que han perdido la esperanza; por los encarcelados; por los científicos e Institutos de Investigación médica; por los migrantes; por las víctimas de violencia y de la trata de seres humanos; por los responsables de las Naciones y de los Organismos Internacionales; por los médicos y enfermeras: por los pueblos en guerra y por la paz del mundo; por los farmacéuticos y el personal sanitario; por los trabajadores socio asistenciales; por los voluntarios; por las fuerzas del orden y los bomberos; por los que prestan servicios esenciales; por los profesores, estudiantes y educadores; por los trabajadores y los empresarios; por los desempleados; por el Papa, obispos, presbíteros y diáconos; por las personas consagradas; por la Iglesia; por el fin de la pandemia y la reanudación de la vida social y laboral…
SANTUARIO DE
NUESTRA SEÑORA
DE LÍBANO
De todos los Santuarios en los que se oró, destacó notablemente el Santuario de Nuestra Señora de Líbano, imponente, majestuoso, espléndido recinto en donde conviven los musulmanes y los católicos, ambos creen en la Virgen María y sus ritos se realizan cada uno según sus creencias.
Rompió con los esquemas, hubo más de 4.000 fieles de ambas religiones el día 29 de mayo rezando el rosario unidos, el santuario es espléndidamente bello y original; desde el inmenso altar de cristales se admira por la parte exterior a la Virgen de Líbano sobre el imponente monte donde se domina gran parte de la ciudad y se apreció el sublime anochecer en donde fue iluminada dando al recinto un halo espiritual que llena el espíritu de paz, serenidad, quietud y consuelo.
El video se anexa a esta nota para que todos puedan disfrutar y rezar —si es su deseo— en ese imponente santuario libanés en donde la ceremonia fue perfecta y al final coronaron a Nuestra Señora de Líbano en un emotivo momento que culminó la oración realizada con una devoción y amor maravilloso.
El mes de Mayo del 2021 será inolvidable, un mes en el que día a día conocimos un Santuario del mundo y una advocación de María, un mes en que nos unimos rezando el rosario por intenciones importantes para todos, un mes donde nos sensibilizamos y centramos el corazón en la oración que todo lo puede.
Estuvimos a los pies de María, la Reina del Cielo.
SANTO ROSARIO DESDE
NUESTRA SEÑORA DE LÍBANO