Queremos la normalidad que surge de las marchas estudiantiles, del “estallido social”, que revienta en las calles, antes y después del 18 de octubre del 2019… Una normalidad que clama por libertad, justicia social, salarios dignos y pensiones decentes para todos los jubilados…
Por Felidor CONTRERAS MUÑOZ
El QUISCO (Chile), 14 de Abril — 2021.- El Presidente Sebastián Piñera dice: “En algún momento, volveremos a la normalidad”.
Disculpe, señor Presidente, ¿de qué normalidad nos habla?
Del mercado salvaje e inhumano, de los bajos salarios y míseras pensiones, de la educación y salud para ricos y para pobres, del agua dulce y los mares privatizados, de la falta de viviendas y de barrios urbanizados, de la odiosa discriminación a la mujer, a los pueblos originarios, de mantener los principios de la Constitución de la dictadura, de autoridades, parlamentarios y militares corruptos y curas pedófilos, de los pueblos y zonas de “sacrificio” ambiental…
De un sistema presidencial donde usted es un rey sin corona ni cetro, pero rey al fin…
¿De esa normalidad nos está hablando?
Aún falta, se olvida, señor Presidente, de la colusión de los empresarios para robarnos en los precios de los pollos, las farmacias, el papel confort, etc…
¿De esa normalidad nos está hablando?
Y, olvida, señor Presidente, de las injusticias de la Justicia, donde un joven es detenido, encarcelado y muere quemado vivo en una cárcel por vender “ilegalmente”, en una Feria Libre, un CD-R, mientras los banqueros nos roban, a diario, cobrando “legalmente” intereses usureros, financiando ilegalmente la política y ¡qué distinto trato!, éstos señores “de cuello y corbata” no van a la cárcel…
No, señor Presidente, ellos sólo son condenados a asistir a “clases de ética” en una Universidad…
¡Un premio, no un castigo!
No, señor Presidente, NO QUEREMOS ESA NORMALIDAD…
¡ESA NORMALIDAD MATA EL ALMA DE CHILE!…
Queremos la normalidad que surge de las marchas estudiantiles, del “estallido social”, que revienta en las calles, antes y después del 18 de octubre del 2019… Una normalidad que clama por libertad, justicia social, salarios dignos, pensiones decentes para todos los jubilados, para que puedan —en sus últimos años de vida— tener un espacio de tiempo de jubileo, para alegrarse, para regocijarse, educación y salud gratuita y de calidad para todos, vivienda, agua potable y alcantarillado para todas las familias, descentralización política, económica y administrativa del país, defensa efectiva del medio ambiente, igualdad de género, reconocimiento y respeto de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, queremos la normalidad anhelada y soñada por quienes desbordaron la Plaza de la Dignidad, queremos la normalidad de los que votaron por el “APRUEBO”, queremos una normalidad con más y mejor democracia, con una Constitución Política del Estado redactada por el pueblo y para el pueblo, respetada y querida por todos los ciudadanos…
Usted, señor Presidente, y la elite del país, ante la adversidad siempre llaman a la unidad, al máximo esfuerzo de todos los chilenos para superar las dificultades, para salir adelante… ¡Invocan la solidaridad!
Y siempre se usa la misma frase: “De esta salimos todos juntos, o no salimos”.
Olvidan, callan una parte importante de esta oración, qué, superada la dificultad, el fruto del esfuerzo, del sacrificio de todo el país, debe ser distribuido de forma equitativa entre capital y trabajo.
La experiencia de vida, de varias generaciones de chilenos, nos dice que esto no ha sido ni es así.
Los empresarios —las “ocho familias”— se han apropiado siempre de buena parte del aporte, del esfuerzo, del sacrificio de todos los chilenos.
Es vox populi que los chilenos trabajamos toda una vida, y seguimos siendo pobres, endeudados, encalillados…
¡Estallido social!… ¡El pueblo en las calles!… ¡18 de octubre!… ¡Nueva Constitución Política!…
Vamos, un esfuerzo más, todos juntos… Pero, asegurémonos de que los panes, derechos y obligaciones, ahora sí, ¡se repartan equitativamente!
PD: ¡CUIDADO! Los lobos, con afilados dientes e insaciables en sus ansias de ganancias económicas-financieras que llevaron al país a la crisis actual, postulan hoy, vestidos con piel de oveja, como tiernos e inocentes corderos, como candidatos a la Convención Constituyente, a la gobernación, a la alcaldía y a los concejos municipales, para que nada cambie… Y si cambia, que sea a favor de ellos o su amo, el dinero.
NO, NO TE DEJES ENGAÑAR: INFORMATE BIEN ANTES DE VOTAR.