“LA BELLA ANTONIA”: NOVELA COLECTIVA ESCRITA EN CUARENTENA POR 11 PERIODISTAS ESCRITORES

“…Nos quedamos atrapados, sin poder dejar el libro hasta el último de sus 24 capítulos y la última de sus 194 páginas”
“…Nos enfrentamos al estallido social de octubre de 2019 y la pandemia que desde el año siguiente se extendió por todo Chile”
“…Se enfrentarán a un relato donde se asoman la realidad y la ficción, es decir, el periodismo y la literatura”…
Los 11 periodistas escritores, coautores de “La bella Antonia”. 

Por Enrique FERNÁNDEZ 

No cabe duda que lo pasaron bien… Lo pasaron bien estos 11 muchachos y muchachas que decidieron escribir una novela en forma colectiva. Era como un juego para sobrellevar el peso de la cuarentena y el coronavirus. No cualquiera se da ese lujo, sobre todo 50 años después de haber egresado de la universidad. A veces seguramente tuvieron algún intercambio de puntos de vista distintos. Pero como se conocen desde hace tanto tiempo y se comunicaban a través del WhatsApp y el correo electrónico, nunca llegaron a la violencia física. Y lo pasaron bien.

Bien lo pasaban hace más de 50 años los nuevos periodistas que se juntaban por la noche con los periodistas mayores en Il Bosco, el legendario bar restorán situado en la Alameda, frente a la iglesia de San Francisco. Alrededor de una botella de vino y en servilletas de papel, escribían cuentos en forma colectiva. Uno creaba la primera escena de la historia y el resto de los contertulios iba completando el relato en sucesivas servilletas. Servilletas que podríamos comparar con los capítulos de esta novela. Sólo que en las reuniones de Il Bosco la cosa era bastante improvisada, según me contaron…

Aquí en cambio los 11 coautores y coautoras de “La Bella Antonia” no improvisaron. Dieron forma a una historia apoyada en un paciente trabajo de investigaciones, estudios y documentación. Es notable, por ejemplo, la forma en que describen lo que era el puerto de Taltal en el año 1900, cuando comienza esta historia:

“Numerosos y elegantes edificios rodeaban la plaza: el Consulado Inglés, el Teatro Municipal, el edificio de la Aduana y el Club Hípico”.

Esta breve descripción es como una fotografía, basada en una imagen real. Lo mismo hizo Isabel Allende en su novela “Hija de la Fortuna”, donde describe lo que era el puerto de Valparaíso a mediados del siglo XIX, sin haber estado ahí por supuesto, porque no había nacido.

Esa visión realista de nuestros autores da paso a su imaginación creativa, cuando introducen en su relato a la bella Antonia. Nos cuentan que “Antonia a los trece años parecía mayor y ya atraía las miradas de los hombres al pasar, arrogante, camino a la escuela: alta, con la tez bronceada y el sol brillando en su pelo cobrizo”, mientras “con infantil desdén se reía de los muchachos que la piropeaban”.

Con su mirada desafiante, la adolescente deslumbró al cuarentón Mario Sotomayor Edwards, dueño de tierras y minas de plata cerca de Taltal. Ahí es donde estalla el conflicto central de la novela: la noche de Año Nuevo, cuando termina el siglo XIX y comienza el siglo XX, Antonia desaparece y su rastro se pierde por los años de los años. Mucho tiempo después, un viajero dijo haberla visto en Santiago, convertida en una bella mujer. “Pero esa es otra historia”, nos advierten los autores y autoras. Y desde ese momento nos quedamos atrapados, sin poder dejar el libro hasta el último de sus 24 capítulos y la última de sus 194 páginas.

Luego vendrán numerosos personajes: Antonio, que es un estudiante de Periodismo del siglo XXI, enamorado de Estefanía y empeñado en investigar qué pasó con Antonia hace 120 años, para redactar su tesis de grado. Beatriz, profesora de Antonio en la Universidad, enamorada del nieto del magnate Mario Sotomayor de quien hablábamos antes. El Loco Daniel, que predica en las calles de Temuco la sabiduría de los baqueanos. Y no podía faltar un viejo periodista policial, Luis Alberto Padín, que también investigaba la leyenda de la bella Antonia.

La trama se enriquece con el desfile de acontecimientos históricos: la Guerra del Pacífico, la Guerra Civil de 1891, la gripe española de 1918 que dejó 30 mil muertos y el terremoto de Chillán, el martes 24 de enero de 1939. Por estos pasajes cronológicos nos enfrentamos al estallido social de octubre de 2019 y la pandemia que desde el año siguiente se extendió por todo Chile.

La velocidad de la novela, sin darnos cuenta, nos traslada desde el año 1900 hasta el momento actual, cuando se publica el libro nacido de la inquietud de estos ex discípulos del maestro Mario Planet, director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile. Por eso estos amigos se hacen llamar “Los “Planetarios”. Y sin duda que lo pasan bien.

Al mirar lo que acontece hoy en nuestra sociedad, uno de los personajes de la historia reflexiona: “Como péndulo, el poder comenzó a ir de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, y millones perdieron la fe en los gobiernos y el parlamento. Se había intentado hacer los cambios profundos que el país necesitaba, pero fueron muchos los que se restaron de participar y, por segunda vez en el nuevo siglo, el péndulo se fue al otro lado”.

Ese es el desenlace de la realidad que muestra el libro. El desenlace de ficción de “La Bella Antonia” lo dejamos en suspenso, para que ustedes lo puedan conocer en vivo y en directo.

Cuando lo hagan, se enfrentarán a un relato donde se asoman la realidad y la ficción, es decir, el periodismo y la literatura. Sus creadores son 11 muchachos septuagenarios que egresaron de la universidad en 1969. Son 11 sensibilidades, detrás de un libro que sin embargo parece haber sido escrito por una sola pluma.

¿Cómo lo lograron? ¿Cómo fue posible que alcanzaran un solo estilo, ágil, ameno, preciso? ¿De qué manera llegaron a fundir el drama, la crítica social, la poesía e incluso el buen humor en una historia sorprendente? Una historia donde, además de su columna vertebral, hay reflexiones de otros referentes de la literatura como Benedetti, García Márquez, Pérez Reverte, Saramago, Gioconda Belli o Neruda. Y entre escena y escena, escucharemos, a través de la imaginación, acordes de canciones que todos hemos cantado más de una vez, como ese romántico “Ojalá”, de Silvio Rodríguez.

Todo esto fue posible porque lo pasaron bien… Lo pasaron bien estos 11 amigos.

El maestro Mario Planet decía que un periodista siempre estará contento con el ejercicio de su profesión, porque es “el mejor oficio del mundo” en palabras de García Márquez. Más que un trabajo remunerado es una vocación. Lo mismo le sucede al escritor.

En “La Bella Antonia”, cada uno de sus 11 autores y autoras es un escritor y escritora. Todos se dieron el tiempo para internarse en el mundo de la literatura, en la huella de otros talentosos periodistas como Ernest Hemingway, que se inició en el diario “Star” de Kansas City; Ian Fleming, creador del Agente 007; Mario Pusso, autor de “El Padrino”; Alejo Carpentier, que comenzó en “La Discusión” de La Habana; Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Isabel Allende, José Miguel Varas y Joaquín Edwards Bello —que también aparece en este libro como un misterioso personaje vinculado a la bella Antonia—. Sin olvidar, por cierto, a uno de los artífices de esta creación colectiva: el periodista y escritor Gustavo González, cuya novela “La muerte de la bailarina” fue publicada hace algunas semanas.

Sí que lo pasaron bien nuestros 11 amigos y amigas…

Lo que el libro no relata, pero aquí lo vamos a revelar off the record, es lo que ocurrió siete años después de la desaparición de la bella Antonia (Ahora espero sorprender a los 11 autores y autoras, que a lo mejor no conocen esta parte de la historia). Sucedió el lunes 24 de agosto de 1907, en un conocido club del Santiago de aquella época. Un grupo de inquietos profesionales de la prensa se juntó ahí, pero no para escribir cuentos en servilletas de papel. Se reunieron para fundar el Círculo de Periodistas, que es la más antigua entidad de este gremio en América Latina. Y es por eso, amigas, amigos y colegas, que nos congratulamos de estar aquí, bajo el alero de la institución que nos acoge en este conversatorio y que dentro de unos días cumplirá 114 años.