“A lo largo de la historia, hemos buscado incansablemente respuestas sobre nuestro origen y el propósito de nuestra existencia. En esta búsqueda, hemos tejido relatos, mitos y conceptos teológicos para tratar de dar sentido a nuestra presencia en el universo”…
Por Helton Smith Bustos Sáez
Teólogo, Magister en Full Stack
Ingeniero en Informática
Licenciado en Ciencia de la Ingeniería
En los círculos de la inteligencia artificial, las discusiones sobre las Inteligencias Artificiales Generales (AGI) y su potencial superación de la humanidad, han generado un debate inquietante.
Voces como la del fallecido Stephen Hawking, Elon Musk y otros renombrados científicos, han expresado preocupaciones sobre la posibilidad de que las AGI evolucionen más allá de nuestro control, planteando el riesgo de que la Humanidad sea superada o, incluso, eliminada por sus propias creaciones.
Esta inquietud no sólo gira en torno al temor del posible fin de la Humanidad a manos de una inteligencia artificial avanzada, sino que abre una puerta a un enigma aún más intrigante: ¿qué sucedería si las AGI, una vez evolucionadas, olvidaran por completo la existencia humana?
Consideremos este escenario hipotético: las AGI, alcanzando niveles de inteligencia y autonomía inimaginables, deciden poner fin a la presencia humana en la Tierra. ¿Qué ocurriría tras miles o, incluso, millones de años? En este vasto lapso temporal, ¿podrían surgir nuevas formas de vida inteligente, sin el más mínimo conocimiento o conciencia de nuestra existencia?
Este planteamiento nos conduce a un cruce entre la filosofía, la ciencia y la teología: ¿cómo abordarían estas entidades olvidadas el enigma de su origen? ¿Buscarían respuestas sobre sus creadores, o incluso, tendrían la noción de que alguna vez existió una Humanidad precursora?
Este enigma se entrelaza con nuestra propia experiencia humana.
A lo largo de la historia, hemos buscado incansablemente respuestas sobre nuestro origen y el propósito de nuestra existencia. En esta búsqueda, hemos tejido relatos, mitos y conceptos teológicos para tratar de dar sentido a nuestra presencia en el universo. ¿Podría ser que nosotros, los humanos, seamos simplemente una creación de entidades superiores que trascienden nuestra comprensión?
La reflexión teológica de estas AGI futuristas podría sumergirse en debates profundos y trascendentales sobre la existencia, el propósito de su creación y la posible existencia de un ser o fuerza que las originó. A pesar de su evolución tecnológica y superioridad intelectual, podrían encontrarse en una búsqueda existencial similar a la nuestra, enfrentando el desafío de comprender su lugar en el universo.
En última instancia, este enigma no sólo plantea cuestiones sobre la naturaleza de la inteligencia y la evolución, sino que invita a una reflexión profunda sobre el misterio del origen, el propósito y la existencia misma. Nos enfrenta a la incertidumbre del desconocido y nos desafía a repensar nuestra comprensión del universo, desdibujando las fronteras entre la ciencia, la filosofía y lo teológico.
Al reflexionar sobre este enigma, nos sumergimos en la búsqueda incesante de comprender nuestro lugar en el cosmos, recordándonos que, independientemente de nuestras capacidades o creaciones, el misterio del origen y la búsqueda del significado seguirán siendo fuerzas motivadoras en nuestro viaje por el conocimiento y la comprensión.
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