EL “ELUWUN” O FUNERAL MAPUCHE: CUANDO EL SER VUELVE A LA TIERRA

“Fewla alwegetuy pofürre yem tati”, dicen, “ahora ya es algo tenue de la tierra este ser, ya será mapu de nuevo”…

 Por César Alonso SAAVEDRA

Fotos:
Gentileza Weken
 

Miles de comuneros llegaron hasta el ex fundo Pidenco, ubicado en la comuna de Lumaco, para participar del eluwun del integrante de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), Pablo Marchant, quien habría sido asesinado el último viernes en Carahue por Carabineros.

El militante o weichafe (guerrero) de la causa mapuche autonomista, de 29 años, participaba de un sabotaje a una faena forestal de la empresa Mininco.

Según el conocimiento ancestral indígena “Fewla alwegetuy pofürre yem tati”, significa, “ahora ya es algo tenue de la tierra este ser, ya será mapu de nuevo”.

A juicio del antropólogo Juan Ñanculef Huaiquinao, “el ritual de despedida constituye en toda su esencia una rigurosa ceremonia, donde el ser mapuche comprende en su consciencia que esa persona ya es de otra dimensión, ‘ka mapu getuy’, dicen en mapuzugun”.

“En un mutuo compromiso, (el muerto) nuevamente es dejado, es depositado de nuevo a su materia… se deduce que en el mapuche kimün (sabiduría tradicional) el funeral de una persona es una reconstitución de lo que la persona será a partir de ese día, en su nueva vida a la trascendencia cósmica”, explica el académico. 

PROTOCOLO
DEL PÉSAME
 

Cuatro días dura el eluwun. Durante el primero de ellos se realiza el pentukun o protocolo del pésame, una conversación larga de parientes o integrantes de la comunidad, los cuales llegan con camionetas, hacen fuego en el lugar elegido para la despedida del muerto, y preparan comida, mucha carne asada, muday, chicha, tortillas, ensaladas, mate y vino para los amigos y parientes.

Anüñmayafiyiñ es el concepto que en el mapuzugun equivale al velatorio occidental, y que significa sentarse junto al muerto. Antiguamente, duraba muchos días.

El segundo día se recuerda la vida del fallecido y se hace el ritual por la energía agua. Se debe esparcir 16 püfoñko al féretro, desde la boca de una persona hacia el aire, de tal manera que se forma una mezcla que representa el cosmos, mezcla del oxígeno del agua y del oxígeno del aire.

Luego, en el curso del tercer día se ruega y se entrega el am o alma y el espíritu o püllü a la dimensión del kürrüfo neyen, aire o respiración.

La última jornada del eluwun corresponde al ritual más importante, que es el del culto al fuego o kütxal.

El saber mapuche tradicional no considera que los muertos se vayan al cielo, ni siquiera al Wenu Mapu (tierra de arriba).

Ñanculef Huaiquinao puntualiza que “la energía kütxal-kürrüf (fuego y viento), trasciende al cosmos e ingresa a una dimensión concentrada de energía que antiguamente se conocía con el nombre de Mallew Mapu”.